Hoy tuve un acto fallido, marque tu número y te llame.
Sabía que no ibas a atenderme pero tenía la ilusión de que iba a poder escuchar tu voz otra vez, por última vez. Tenía la ilusión de que iba a poder contarte todo lo que aprendí de vos y que íbamos a poder despedirnos como lo merecíamos. Resignada corte, sabía que ya no estabas, que en realidad no iba a volver a escucharte.
Salí de casa corriendo, hasta que los pulmones no me dieron más, como también te hubiese pasado a vos, así que me fui al club a nadar y despejarme. Pero ahí estabas vos, otra vez, porque en una pileta como esa, pero en otro lugar del mundo te conocí.
Hoy me doy cuenta que al fin y al cabo nunca te vas a terminar de ir. Sos como un fantasma, que nunca descansan, están hechos de recuerdos y asaltan de vez en cuando a sus viejos amigos.
Hoy te encuentro como un fantasma acá, en esta pileta, escuchando ABBA de fondo y te imagino saltando con Dancing Queen.
Hoy prefiero recordarte cantando a tu manera, y en un brindis extraordinario, como lo hacías todo vos, como si esa hubiese sido tu despedida.
Hoy me doy cuenta que no te lloré, sabiendo que los fantasmas en realidad nunca dicen adiós.
Hoy tuve un acto fallido y me di cuenta que ya era tarde para llamarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario